Jorge sentado en la escalera

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Lugar: MÓSTOLES, MADRID, Spain

lunes, octubre 30, 2006

Gestos del silencio /8

Yo quiero amor del serio, amor maduro..., él me confesó una vez..., amor del serio, amor maduro, es tener siempre en escalofrío y en vilo la piel; Amor del serio, amor maduro, es amar y envejecer, sin miedo a las arrugas ni a la caída de la piel; Amor del serio, Amor maduro, es sentir los sentimientos una y otra vez... Y si se te cayera el pelo, te haría mechones de flores, que regaría cada día con el agua de mi boca, para verlas en ti crecer... Y cuando estuvieras arrugadito, te seguiría diciendo las mismas cosas que ahora te digo, cuando eres un niño... Ahora, mímate, cuídate, siéntete bien y cuando no seas tan bebé..., yo seguiré a tu lado, como la primera vez. Amor del serio, amor maduro, es tener siempre en escalofrío y en vilo la piel. Amor del serio, amor maduro, es amar y envejecer, sin miedo a las arrugas ni a la caída de la piel.
Anahi Mar...

lunes, octubre 16, 2006

Para las olas

(Vómito)
En el agua y en el aire,
la palabra y el silencio,
el ruido y la calma,
la cotidianeidad mece mis sentidos,
atormentados en la muda voz de una tormenta presentida
o imaginaria,
aquietados en el tumulto del movimiento incesante
o existencial.
Para las olas que callan en la palabra y
reclaman a voces en la suavidad de la caricia,
que escriben su reclamo con finas estrías en la arena muda
que lo silencian,
para vosotras, que sacudís el barco hasta hundirlo
y que lleváis a tierra las hojas arrancadas de los árboles
y robadas de su regazo,
que tan pronto sonreís como os imponéis,
para vosotras, sinuosas curvas desenfadadas de la naturaleza,
mis palabras y mis silencios,
mi ruido y mi calma,
mis anhelos y mis suspiros,
mi muerte y mi vida,
en el camino que dibujo a ciegas,
las estrías de mis pisadas y
la mirada que acaricia el suelo que no piso.
A vosotras que váis y que venís,
que lleváis y que traéis,
brindo mi espíritu cansado de ir y venir,
de llevar y de traer,
con trucos de mago,
con la ilusión de hacer visible lo inesperado y
posible lo inimaginable,
y de convertir en vida un sueño retardado
y otro perdido,
como si todo hubiera sido tan descuidado
como una ola de paso que me despeinó.

miércoles, octubre 04, 2006

Ramas en el jardín

(Vómito)
El cielo me llora hacia adentro. Dibuja una rama con un trazo irregular, dejado, y la deja caer como un pelo de su cabello, largo, claro y perdido. Una línea clara, perdida entre garabatos y laberintos de hierbas y ramas, a veces sola en el hogar liso de una superficie resbaladiza. Una línea clara que despierta una sonrisa, también hacia adentro, y aumenta el silencio del mundo que se cuela hacia adentro, también hacia adentro, de paso al jardín interior, la isla buscada sin encontrar. El cielo está triste y suspira por la hierba, por los garabatos y las superficies de pelos delicados que, al caer, se perdieron: cabeza sin pelos, cielo sin lágrimas y pérdida de sueños en el desvelo. Ahora miro al cielo y caigo, perdido, en su seno, como una lágrima desvalida que se ha perdido del llanto y se dibuja en el lavabo, larga y delgada, esperando que el agua la arrastre por el sumidero y un día llueva afuera en el jardín, con todos esos pelos mojados al viento y la cara triste llorando lluvia de dentro, el sueño muriendo en la pena de una ilusión y la sonrisa rebrotando de la ceniza de un nuevo despertar bajo el mismo cielo vivo.