Jorge sentado en la escalera

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jueves, junio 29, 2006

Gestos del silencio /1

No encuentro la palabra que llevaba dentro. Quizás la dejase en un lugar tan a buen recaudo que ni a mí se me muestra; tal vez la olvidé en algún mueble o guardada en un cajón; acaso la presté sin saber a quién... escribo pero guardo silencio, también acaso sin saber a quién, como un luto a un desconocido, a un chico con el que jugabas al baloncesto y que estaba enamorado de la chica del periódico con la que colaborabas. Enredos. Y también son las palabras; mejor es callar, pero callar con la palabra. No encuentro la palabra. Callo sin palabra. Es el silencio que duele... Bueno, no duele, es molesto, no molesto, inquieta, no inquietar sino que da vueltas, persigue, como el perro que gira y gira tratando de morderse el rabo, como las palabras buscando morder sin saber a quién y en silencio. Calla y verás, pero no sólo callar, sino que no te salga, que se haya marchado y, sin embargo, te incordie, te inquiete, busque las vueltas como si fuese una paz, una cara del diablo, que siempre se viste de angel. Qué es una palabra, qué significa para mí decir te amo; en qué cambia de decírtelo a decírmelo. Qué diferencia existe entre hablar y sentir, si no pudiese hablar, si no pudiese expresar, si no pudiese recordar, cómo olvidé la palabra, olvidar todo, ¿me amarías?, ¿me amaría?. Qué es mi voz en el silencio, el silencio en el olvido de la palabra, la palabra en el olvido del silencio desespera. Calla y acaríciame mientras mi mano se desliza en tu sentimiento, mis labios siembran primaveras en tu piel y mi amor amanece soles en tu mirada quieta, callada y sentida. No encuentro la palabra, soy un buscador y si encontrase no podría seguir buscando, caminando sin dejar huella. ¿No entiendes?. No encuentro la palabra que llevaba dentro.